LAS BUENAS MANERAS



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FEDERICO GARCÍA LORCA




Federico García Lorca nació el 5 de junio de 1898 en el municipio de Fuente Vaqueros, Granada (España), en el seno de una familia acomodada.
Su padre, Federico García Rodríguez, era un respetado y próspero hacendado, y su madre, Vicenta Lorca, maestra de escuela, de quien el poeta dijo haber heredado su inteligencia e inclinaciones artísticas. Fue el mayor de cuatro hermanos: Francisco, Concha e Isabel.

Desde que tenía  2 años, Federico mostró una gran habilidad para aprender canciones populares, y escenificaba en miniatura oficios religiosos. De salud frágil,  no empezó a caminar hasta que tuvo cuatro años. Como estudiante fue algo irregular, cuando era  niño lo pusieron bajo la tutela del maestro Rodríguez Espinosa en Almería, ciudad en la que residió con su familia entre 1906 y 1909. Luego volvió a su provincia natal, donde inició el bachillerato. Comenzó a estudiar Derecho pero abandonó la Facultad de Granada para instalarse en la Residencia de Estudiantes de Madrid (1918–1928), donde conoció, además de a otros intelectuales y poetas,  a Salvador Dalí, a quien le uniría un importante vínculo personal y artístico; pasado un tiempo, regresó a la Universidad de Granada, donde se licenció en Derecho, aunque nunca ejerció la abogacía, ya que su vocación era la literatura.

En 1929 viaja a Nueva York donde permaneció un año.

Poco después de regresar a España, en 1930, se había creado la Segunda, República, participando de un periodo de intensa actividad cultural y encargándosele la co-dirección de la compañía estatal de teatro La Barraca.
Al estallar la Guerra Civil en 1936 le ofrecieron exilio político en Colombia y México, cuyos embajadores previeron que el poeta pudiera ser víctima de un atentado, sin embargo Lorca rechazó la oferta y volvió a Granada.

Tras una denuncia anónima, el 16 de agosto de 1936 fue detenido en la casa de su amigo, el falangista y poeta Luis Rosales
Fue fusilado en la mañana del 19 de agosto de 1936. Las verdaderas circunstancias que acompañaron su muerte siguen siendo un misterio, si bien no se descartan razones de tipo territorial,  ya que algunos caciques muy conservadores tenían rencor al padre de Lorca porque era un cacique progresista. 
Sus declaraciones de que «en Granada se agita la peor burguesía de España», junto al hecho de ser republicano y homosexual pudieron convertirse en su sentencia de muerte.


EXPOSICIÓN DE LORCA
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EL LAGARTO ESTÁ LLORANDO



El lagarto está llorando.
La lagarta está llorando.
El lagarto y la lagarta
con delantalitos blancos.
Han perdido sin querer
su anillo de desposados.
¡Ay, su anillito de plomo,
ay, su anillito plomado!

Un cielo grande y sin gente
monta en su globo a los pájaros.
El sol, capitán redondo,
lleva un chaleco de raso.
¡Miradlos qué viejos son!
¡Qué viejos son los lagartos!
¡Ay, cómo lloran y lloran,
¡ay! ¡ay! cómo están llorando!












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Escuha el audio
Lorca para niños


Viene a iluminar la Tierra 

en la vega de Granada,
de la mano de alguna hada,
acunado por la Sierra.

El niño, alegre y contento,

viste el mundo de color
y hace que a su alrededor
cante al agua y ría el viento.


Con sus patosos andares,
quiere explorar el lugar.
Antes de empezar a hablar,
ya tararea cantares.
 
Consigue ser siempre el centro
y brilla como un lucero.
Ingenioso y zalamero,
hace cosquillas por dentro.
 
Lo que Federico adora
es jugar con marionetas,
dibujar en sus libretas
y leer a cualquier hora.
 
Desde muy temprano aprende
a rasguear su guitarra.
Canta como una cigarra.
¡El chiquillo tiene duende!
 
Se marcha a Madrid y allí
vive una gran experiencia:
se aloja en la Residencia
con Buñuel y con Dalí.
 
Se dedica a la poesía:
es artista de una pieza
─de los pies a la cabeza─,
aunque estudie abogacía.
 
En Nueva York se encandila:
los neones por las noches,
los largos ríos de coches,
los rascacielos en fila...
 
También Cuba le fascina.
Allí cuenta, tan campante,
que vio a un hada relumbrante
asomada a una cortina.
 
Con amigos ─tres o cuatro─,
decide el poeta un día
crear una compañía
ambulante de teatro.
 
La Barraca es ilusión.
Gusta a todos donde va.
Viaja de aquí para allá,
triunfando en cualquier rincón.
 
La felicidad se empaña.
Estalla una guerra horrible,
alzando un muro invisible
entre dos partes de España.
 
Y matan bajo un olivo,
con pistolas y escopetas,
al poeta entre poetas.
¡Pero continúa vivo!
 
Como sus versos no hay otros.
La magia de su poesía,
llena de luz y alegría,
sigue estando entre nosotros.
                         (Carmen Gil)
 
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 CANCIONCILLA SEVILLANA

Amanecía
en el naranjel.
Abejitas de oro
buscaban la miel.
¿Dónde estará
la miel?
Está en la flor azul,
Isabel.
En la flor,
del romero aquel.

(Sillita de oro
para el moro.
Silla de oropel
para su mujer.)

Amanecía
en el naranjel.

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LORCA  CANTADO
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ROMANCE DE LA LUNA, LUNA
[poema del Romancero Gitano]


La luna vino a la fragua
con su polisón de nardos.
El niño la mira, mira.
El niño la está mirando.

En el aire conmovido
mueve la luna sus brazos
y enseña, lúbrica y pura,
sus senos de duro estaño.

Huye luna, luna, luna.
Si vinieran los gitanos,
harían con tu corazón
collares y anillos blancos.

Niño, déjame que baile.
Cuando vengan los gitanos,
te encontrarán sobre el yunque
con los ojillos cerrados.

Huye luna, luna, luna,
que ya siento sus caballos.
Niño, déjame, no pises
mi blancor almidonado.

El jinete se acercaba
tocando el tambor del llano.
Dentro de la fragua el niño,
tiene los ojos cerrados.

Por el olivar venían,
bronce y sueño, los gitanos.
Las cabezas levantadas
y los ojos entornados.

Cómo canta la zumaya,
¡ay, cómo canta en el árbol!
Por el cielo va la luna
con un niño de la mano.

Dentro de la fragua lloran,
dando gritos, los gitanos.
El aire la vela, vela.
El aire la está velando.




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LA  LEYENDA DEL TIEMPO
[poema perteneciente a Así que pasen cinco años]




El Sueño va sobre el Tiempo
flotando como un velero.
Nadie puede abrir semillas
en el corazón del Sueño.


 ¡Ay, cómo canta el alba! ¡Cómo canta!
¡Qué témpanos de hielo azul levanta!


El Tiempo va sobre el Sueño
hundido hasta los cabellos.
Ayer y mañana comen
oscuras flores de duelo.


¡Ay, cómo canta la noche! ¡Cómo canta!
¡Qué espesura de anémonas levanta!


Sobre la misma columna,
abrazados Sueño y Tiempo,
cruza el gemido del niño,
la lengua rota del viejo.


¡Ay cómo canta el alba! ¡Cómo canta!
¡Qué espesura de anémonas levanta!


Y si el Sueño finge muros
en la llanura del Tiempo,
el Tiempo le hace creer
que nace en aquel momento.


¡Ay, cómo canta la noche! ¡Cómo canta!
¡Qué témpanos de hielo azul levanta! 



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DE LOS CUATRO MULEROS
[canción perteneciente a Cantares Populares]


De los cuatro muleros
que van al campo,
el de la mula torda,
moreno y alto.


De los cuatro muleros
que van al agua,
el de la mula torda
me roba el alma.


De los cuatro muleros
que van al río,
el de la mula torda
es mi marío.


¿A qué buscas la lumbre
la calle arriba,
si de tu cara sale
la brasa viva?





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LA TARARA
[canción perteneciente a Cantares Populares]

La Tarara, sí; 
la tarara, no; 
la Tarara, niña, 
que la he visto yo. 


Lleva la Tarara 
un vestido verde 
lleno de volantes 
y de cascabeles. 


La Tarara, sí; 
la tarara, no; 
la Tarara, niña, 
que la he visto yo. 


Luce mi Tarara 
su cola de seda 
sobre las retamas 
y la hierbabuena. 


Ay, Tarara loca. 
Mueve, la cintura 
para los muchachos 
de las aceitunas.





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ANDA JALEO, JALEO
[canción perteneciente a Cantares Populares]

Yo me subí a un pino verde 
por ver si la divisaba, 
y sólo divisé el polvo 
del coche que la llevaba. 


Anda jaleo, jaleo: 
ya se acabó el alboroto 
y vamos al tiroteo. 


No salgas, paloma, al campo, 
mira que soy cazador, 
y si te tiro y te mato   
para mí será el dolor, 
para mí será el quebranto, 
Anda, jaleo, jaleo: 
ya se acabó el alboroto 
y vamos al tiroteo. 


En la calle de los Muros 
han matado una paloma. 
Yo cortaré con mis manos 
las flores de su corona. 
Anda jaleo, jaleo: 
ya se acabó el alboroto 
y vamos al tiroteo.




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NANA DEL CABALLO GRANDE
[poema perteneciente a Bodas de Sangre]

Nana, niño, nana
del caballo grande 
que no quiso el agua.
El agua era negra 
dentro de las ramas.
Cuando llega el puente 
se detiene y canta.
¿Quién dirá, mi niño,
lo que tiene el agua 
con su larga cola 
por su verde sala?

Duérmete, clavel,
que el caballo no quiere beber.

Duérmete, rosal, 
que el caballo se pone a llorar.







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ROMANCE SONÁMBULO
[poema del Romancero Gitano]

Verde que te quiero verde.
Verde viento. Verdes ramas.
El barco sobre la mar
y el caballo en la montaña.
Con la sombra en la cintura
ella sueña en su baranda,
verde carne, pelo verde,
con ojos de fría plata.
Verde que te quiero verde.
Bajo la luna gitana,
las cosas la están mirando
y ella no puede mirarlas.


Verde que te quiero verde.
Grandes estrellas de escarcha,
vienen con el pez de sombra
que abre el camino del alba.
La higuera frota su viento 
con la lija de sus ramas,
y el monte, gato garduño,
eriza sus pitas agrias.
¿Pero quién vendrá? ¿Y por dónde?
Ella sigue en su baranda,
verde carne, pelo verde,
soñando en la mar amarga.


--Compadre, quiero cambiar
mi caballo por su casa,
mi montura por su espejo,
mi cuchillo por su manta.
Compadre, vengo sangrando,
desde los puertos de Cabra.
--Si yo pudiera, mocito,
este trato se cerraba.
Pero yo ya no soy yo,
ni mi casa es ya mi casa.
--Compadre, quiero morir,
decentemente en mi cama.
De acero, si puede ser,
con las sábanas de holanda.
¿No ves la herida que tengo
desde el pecho a la garganta?
--Trescientas rosas morenas
lleva tu pechera blanca.
Tu sangre rezuma y huele
alrededor de tu faja.
Pero yo ya no soy yo,
ni mi casa es ya mi casa.
--Dejadme subir al menos
hasta las altas barandas,
¡dejadme subir!, dejadme
hasta las verdes barandas.
Barandales de la luna
por donde retumba el agua.


Ya suben los dos compadres
hacia las altas barandas.
Dejando un rastro de sangre.
Dejando un rastro de lágrimas.
Temblaban en los tejados
farolillos de hojalata.
Mil panderos de cristal
herían la madrugada.


Verde que te quiero verde,
verde viento, verdes ramas.
Los dos compadres subieron.
El largo viento dejaba
en la boca un raro gusto
de hiel, de menta y de albahaca.
--¡Compadre! ¿Dónde está, dime?
¿Dónde está tu niña amarga?
¡Cuántas veces te esperó!
¡Cuántas veces te esperara,
cara fresca, negro pelo,
en esta verde baranda!


Sobre el rostro del aljibe
se mecía la gitana.
Verde carne, pelo verde,
con ojos de fría plata.
Un carámbano de luna
la sostiene sobre el agua.
La noche se puso íntima
como una pequeña plaza.
Guardias civiles borrachos
en la puerta golpeaban. 
Verde que te quiero verde,
verde viento, verdes ramas.
El barco sobre la mar.
Y el caballo en la montaña.





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LOS PELEGRINITOS
[canción perteneciente a Cantares Populares]

Hacia Roma caminan
dos pelegrinos,
a que los case el Papa,
porque son primos.

Sombrerito de hule
lleva el mozuelo,
y la pelegrinita,
de terciopelo.

Al pasar por el puente 
de la Victoria,
tropezó la madrina,
cayó la novia.

Han llegado a palacio,
suben arriba,
y en la sala del Papa
los desaniman.

Le ha preguntado el Papa
como se llaman.
Él le dice que Pedro
y ella que Ana.

Le ha preguntado el Papa
que qué edad tienen.
Ella dice que quince
y él diecisiete.

Le ha preguntado el Papa
de dónde eran.
Ella dice de Cabra
y él de Antequera.

Le ha preguntado el Papa
que si han pecado.
Él le dice que un beso,
que le había dado.

Y la pelegrinita 
que es vergonzosa,
se le ha puesto la cara
como una rosa.

Y ha respondido el Papa
desde su cuarto:
¡Quién fuera pelegrino
para otro tanto!

Las campanas de Roma
ya repicaron,
porque los pelegrinos
ya se casaron.






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EL LAGARTO ESTÁ LLORANDO
[poema perteneciente a Canciones para Niños]


El lagarto está llorando. 
La lagarta está llorando. 

El lagarto y la lagarta 
con delantaritos blancos. 

Han perdido sin querer 
su anillo de desposados. 

¡Ay, su anillito de plomo., 
ay, su anillito plomado! 

Un cielo grande y sin gente 
monta en su globo a los pájaros. 

El sol, capitán redondo, 
lleva un chaleco de raso. 

¡Miradlos qué viejos son! 
¡Qué viejos son los lagartos! 

¡Ay cómo lloran y lloran. 
¡ay! ¡ay!, cómo están llorando! 





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LAS TRES HOJAS
[canción perteneciente a Cantares Populares]

Debajo de la hoja 
de la verbena
tengo a mi amante malo:
¡Jesús, que pena!

Debajo de la hoja 
de la lechuga
tengo a mi amante malo
con calentura.

Debajo de la hoja
del perejil
tengo a mi amante malo
y no puedo ir.










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PEQUEÑO VALS VIENÉS

[poema perteneciente a Poeta en Nueva York]


En Viena hay diez muchachas,
un hombro donde solloza la muerte
y un bosque de palomas disecadas.
Hay un fragmento de la mañana
en el museo de la escarcha.
Hay un salón con mil ventanas.
¡Ay, ay, ay, ay!
Toma este vals con la boca cerrada.
Este vals, este vals, este vals, este vals,
de sí, de muerte y de coñac
que moja su cola en el mar.
Te quiero, te quiero, te quiero,
con la butaca y el libro muerto,
por el melancólico pasillo,
en el oscuro desván del lirio,
en nuestra cama de la luna
y en la danza que sueña la tortuga.
¡Ay, ay, ay, ay!
Toma este vals de quebrada cintura.
En Viena hay cuatro espejos
donde juegan tu boca y los ecos.
Hay una muerte para piano
que pinta de azul a los muchachos.
Hay mendigos por los tejados,
hay frescas guirnaldas de llanto.
¡Ay, ay, ay, ay!
Toma este vals que se muere en mis brazos. 
Porque te quiero, te quiero, amor mío,
en el desván donde juegan los niños,
soñando viejas luces de Hungría
por los rumores de la tarde tibia,
viendo ovejas y lirios de nieve
por el silencio oscuro de tu frente.
¡Ay, ay, ay, ay!
Toma este vals, este vals del "Te quiero siempre".
En Viena bailaré contigo
con un disfraz que tenga
cabeza de río.
¡Mira qué orillas tengo de jacintos!
Dejaré mi boca entre tus piernas,
mi alma en fotografías y azucenas,
y en las ondas oscuras de tu andar
quiero, amor mío, amor mío, dejar,
violín y sepulcro, las cintas del vals.









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